Miro y me excito cuando te penetra y empieza a moverse despacio, muy despacio, para hacerte sentir su polla y tú te acompasas a él pare recibirlo dentro de ti, muy dentro. Para notar como su polla roza las paredes de tu vagina, según tú misma me dices mientras miro arrodillado como te folla.
- Aprende cornudo a follar. Así se hace –me dices
- Sí, mi amor. Lo sé.
- Lo sabes en teoría porque nunca me has follado y jamás podrás hacerlo. Lo sabes. Te has de contentar con tener orgasmos por delegación, mirando como otros me follan y como otros se corren donde tú jamás podrás hacerlo.
- Lo sé, mi amor.

- Lo sé, mi Ama
- Y yo he cumplido con creces y te hago feliz siempre que puedo.
- Lo sé, amor mío.
- Porque te hago feliz, ¿verdad cornudo?
- Mucho, amor mío. Mucho.
- Pues todavía te voy a hacer más. No lo dudes.

Y él se anima por tus palabras y te folla más duro, tirando de tu pelo, hasta que os corréis casi al unísono excitados por la humillación que supone el tenerme allí de rodillas mirando como me hacéis cornudo. Así que no aguanto más y me acerco a la cama y te lamo los pies para excitarte más, para que tu coño se moje y que él pueda follarte mejor. No puedo evitarlo. Soy así de cornudo y masoca. Y lo sabes.
- Lo sé, cornudo. Lo sé, No que quepa la menor duda. Y eso es lo que me vuelve loca, moja mi coño y me hace querer hacerte más cornudo.
0 comments:
Post a Comment